Un opioide es cualquier agente endógeno o exógeno que se une a receptores opioides situados principalmente en el sistema nervioso central y en el tracto gastrointestinal. Como sustancia, los opioides corresponden a los alcaloides naturales de la amapola y a sus derivados químicos. Los opiáceos se recetan frecuentemente por sus propiedades efectivas analgésicas de aliviar el dolor, desde el dolor intenso tras la cirugía o el dolor oncológico intenso, como también en dolores menos agudos, para aliviar la tos y la diarrea.
Hay tres grandes clases de sustancias opiáceas: alcaloides del opio, tales como morfina (el opiáceo prototípico) y codeína; opioides semi-sintéticos, tales como heroína, oxicodona (OxyContin®), la hidrocodona (Vicodin®); y opioides completamente sintéticos, tales como fentanilo, petidina y metadona, que tienen una estructura no relacionada con los alcaloides del opio.
El uso prolongado de opioides puede dar lugar a la tolerancia física, el uso inapropiado, la adicción y la sobredosis involuntaria. En los últimos años, la prescripción y el uso de los medicamentos opioides ha aumentado de forma constante. Estos medicamentos actualmente son responsables de la mayoría de las muertes por sobredosis relacionadas con medicamentos de venta bajo receta en los Estados Unidos.
A pesar de los altos riesgos asociados con el uso inapropiado de los opioides, estos medicamentos continúan siendo una opción importante y rentable basándose en su propósito original: el tratamiento del dolor. Lamentablemente, estas lógicas de mercado en la industria farmacéutica nos acercan a consumos de sustancias sintéticas que pueden llegar a ser adictivas y con graves efectos secundarios, y nos aleja de las opciones naturales que podemos encontrar en la herbolaria nativa y tradicional de Chile para promover el alivio del dolor y el aumento en la calidad de vida.